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domingo, 11 de febrero de 2018

UNA BOMBA EN EL TREN Estructura dramática improvisada

Para construir una historia improvisada necesitamos una dramaturgia hecha por los actores frente al público en el aquí y el ahora, ella no depende únicamente de la espontaneidad del improvisador, otras herramientas la sustentan y nos ayudan a entenderla de manera práctica. Pensando en acercar algunos conceptos de las estructuras dramáticas del texto escrito a la dramaturgia del actor, me dispongo a compartir una analogía que particularmente me ayuda a entender mejor cómo improvisar una obra de teatro.

Pensemos en la improvisación como si fuera un tren, los pasajeros son los personajes de la historia, ellos necesitan llegar a algún lugar, alcanzar un objetivo, y seguramente cada pasajero viaja por un motivo diferente, con una intención, una emoción y un por qué particular, lo que suceda en el viaje puede cambiar ese objetivo, ponerlos en conflicto, hacer que aquello que estaba planeado tome un rumbo diferente.

La ruta o la fábula

Todo viaje tiene un lugar de partida y un destino final, una ruta definida por la que debe pasar nuestro tren, esa ruta es la fábula, una estructura que Aristóteles nos explica con detalles, donde prevalecen inicio, medio y fin. Es el esqueleto, lo que vemos, lo que sabemos. Cuando alguien nos cuenta una historia normalmente está haciendo una sinopsis de la fábula. Toda fábula tiene lógica interna, en ella los acontecimientos se conectan entre sí en un espacio y en un tiempo que puede ser cronológico, o no.

Vamos a suponer que Caperucita Roja es una dramaturgia improvisada, a grandes rasgos la fábula sería: la mamá de Caperucita la manda donde la abuelita y en el bosque se encuentra con el lobo que la convence para que se vaya por el camino más largo. Cuando Caperucita llega a su destino, el lobo ya se ha comido a su abuelita y se hace pasar por ella para engañar a Caperucita y finalmente también comérsela. Luego el cazador llega, mata al lobo y saca de su barriga a Caperucita y a su abuelita. Esa fábula puede ser representada de muchas maneras en relación a los episodios que la componen, al tiempo y al espacio, por ejemplo: la primera escena es el final de la fábula, Caperucita y la abuelita saliendo de la barriga, seguida de a escena del bosque y terminando con la mamá dándole la canasta para la lleve donde la abuela / Nunca vemos a caperucita en el bosque, porque todo es narrado por la mamá desde su casa. En cualquier caso, el orden de los episodios no modifica la fábula, pero sí modifica la acción.

El viaje o la acción dramática

Si la ruta del tren es la fábula, el viaje es la acción dramática, o sea el cómo suceden las cosas, cómo se representa la historia, es la identidad de lo que pasa. Siguiendo nuestra analogía, la acción dentro del tren está relacionada con la velocidad, el clima, la cantidad de combustible que hay en la locomotora; los lugares por donde pasa, quién es el motorista, quienes son los pasajeros, cuántos de ellos hay, qué pretenden haciendo este viaje y por qué, etc.

Volvamos al ejemplo de Caperucita Roja, ya conocemos la fábula, y sabemos que podemos contarla de diferentes maneras, en cualquiera de ellas respetaremos siempre el qué, pero lo que realmente determina la acción es el cómo, lo que constituye la poética de nuestra Caperucita, así como el foco, el ritmo y especialmente el conflicto. Así pues, el mismo cuento que conocemos podría aminorar o exaltar un personaje, cambiar el discurso o respetarlo, suprimir las palabras y darle importancia a las acciones físicas, o representarlo tal cual lo expone la fábula. Imaginemos por ejemplo si el papá de Caperucita fuera el protagonista de nuestra historia, ¿Cómo esto transformaría la acción?  O si el punto de vista de nuestra representación exalta al lobo como personaje protagonista y al cazador como antagonista. O si simplemente nos enfocamos en el conflicto interior de los personajes, el vacío de la madre, la soledad de la abuela, la discriminación del lobo o el trauma de Caperucita que fue comida y luego sacada de la barriga de un macho. Podríamos incluso trabajar a partir de una posición política haciendo una analogía de lo que significa para una adolescente “ser comida” por escoger el camino más largo. En fin, la acción dramática es compleja, pero al mismo tiempo es lo que le da sentido a la historia. Nadie hace un viaje en tren sólo para llegar a un lugar, no en una dramaturgia improvisada, porque en el teatro las cosas no pasan como en la vida real.

El problema de la acción dramática improvisada radica en que el cómo debe ser descubierto en el aquí y el ahora en convivio con el público, es por eso que es necesario un entrenamiento en dramaturgia del actor, para que sepamos escoger los textos y las acciones, matar la idea y elegir la imagen, y no siempre la primera, puede ser la segunda, la tercera, la quinta imagen que se nos viene a la cabeza, lo importante es escoger la que mejor encaje con nuestra fábula, con la propuesta de mi compañero, y muy especialmente con la acción dramática; pues esto nos ayudará a determinar el conflicto, los porqués  y los paraqués de nuestra historia.


LA CARRILERA DEL TREN

El tren necesita una carrilera para poder andar, y la carrilera está construida sobre un piso, ese piso son las emociones. Sin emoción no hay acción. El actor-dramaturgo debe entender que las decisiones sobre la escena improvisada no dependen únicamente de lo que hace y dice sino también de lo que siente como actor y como personaje. La Impro nos dice que el improvisador debe tomar sus decisiones siempre prevaleciendo su estado de comodidad sobre la escena, trabajando para el otro y en función de la fábula. La dramaturgia del actor por su lado se distancia un poco de los paradigmas que nos invitan a aceptar todas las propuestas, a trabajar sobre el como el principal motor de la historia. Es importante entender que para efectos dramatúrgicos, pensando en la emoción como el piso de la acción, a veces el personaje, que siempre quiere cambiar algo de sí mismo, determina el giro de la acción dramática a partir de una negación, aunque no se trata de un No del actor, que bloquea, impone o congela la acción, al contrario, es un No que avanza, determinado por la emoción, trabajando para el otro pero siguiendo el raciocinio del personaje, que prevalece a veces por encima del raciocinio del dramaturgo. En ese sentido no toda negación es un bloqueo, no toda aceptación avanza y el actor-personaje nunca está cómodo sobre la escena.

Los rieles: la línea de pensamiento y la línea de acciones físicas

Volvamos a la carrilera, ella está compuesta por dos rieles y una serie de travesaños o durmientes. Es por encima de esos dos rieles que el tren se mueve. A uno de ellos lo llamaremos la línea de pensamientos. Lo que pasa por la cabeza del dramaturgo-improvisador, pero también por la mente del personaje. Las decisiones que toma, los textos que dice y cómo los dice hacen parte de este riel.
El otro riel es la línea de acciones físicas, lo que se hace sobre la escena, los movimientos, las reacciones del actor-personaje, la velocidad y la forma, los niveles y planos en el espacio, la quinesis y la proxemia, es decir, todo lo que su cuerpo ejecuta en función de la acción dramática.


Los durmientes o la cadena de sucesos

Los durmientes de una carrilera están uno seguido del otro, sin ellos no hay estructura para que el tren ande, ellos también determinan la ruta, es decir, están directamente relacionados con la fábula. Podríamos decir entonces que la fábula está compuesta y determinada por la cadena de sucesos.

Un suceso es algo que pasa, en el lenguaje de la Impro a los sucesos también los llamamos propuestas. Recordemos que existen tres tipos de propuestas y todas ellas pueden ser generadas a partir de la acción hablada o de la acción física:

Propuestas ciegas: se dan cuando el actor-improvisador propone una acción física o hablada que no está especificada, no determina vínculo o espacio, solamente detona una serie de otras propuestas-sucesos que desencadenan la acción. Por ejemplo: Adelante

Propuestas abiertas: este tipo de propuestas abren un abanico de posibilidades para quien las recibe. Tampoco determinan vínculo o espacio, pero pueden insinuarlo. Por ejemplo: Adelante senõr Ortiz, siéntese.

Propuestas cerradas: nos ayudan a construir la plataforma, o sea, determinan el vínculo entre los personajes, el lugar donde se encuentran, o ambos. Las propuestas cerradas pueden nacer de una oferta ciega o abierta, o pueden estar planteadas de entrada. Por ejemplo: Adelante señor Ortiz, siéntese, el doctor lo atenderá en un par de minutos.

Plataforma: como lo dije antes se construye al saber el vínculo (vínculo directo: hermanos, patrón – empleado, amantes, etc. Vínculo indirecto: uno tiene más status situacional que el otro; A le tiene miedo a B; dos personas desconocidas, etc.), y el lugar (espacio escénico: una cocina, un burdel, un puente, un espacio cerrado, abierto, etc. Espacio dramático: el lugar donde se dice la verdad, el lugar del perdón, del miedo, de la suerte, etc.).

La plataforma muchas veces surge antes de la primera escena, puede ser dada por el público, inspirada internamente por los actores o inducida por el dramaturgo, todo esto depende del formato o poética de la improvisación. La plataforma puede también estar estrechamente ligada al acontecimiento inicial, del cual hablaré más adelante. Supongamos que en nuestro ejemplo del tren la plataforma puede ser: una mujer y su hijo toman el tren de las 10:15 AM rumbo a Falkart.

Volvamos a los durmientes de la carrilera. Cada durmiente es un suceso y cada suceso siempre determina otro, o es causa o consecuencia del otro. La cadena de sucesos siempre nos lleva a un conflicto, así como la carrilera lleva al tren hacia el túnel. Dentro de los sucesos existen algunos que cambian el rumbo del tren, que le dan un punto de giro. A estos sucesos en la dramaturgia del actor los llamaremos acontecimientos.

Tipos de acontecimientos

Los acontecimientos son los puntos de giro dentro de la historia, avanzan y transforman la acción dramática cambiando algo dentro de la situación. Después de un acontecimiento algo tienen que mudar (la fábula, un personaje, una emoción, un punto de vista, la relación con el espectador, etc.), si nada cambia entonces el acontecimiento seguirá siendo un suceso que puede ser un paisaje dramatúrgico, una premisa o simplemente una propuesta que nos llevará a otra. Pero siempre, en algún momento, alguna de esas propuestas tendrá que transformarse en un acontecimiento, y esto depende del otro, de su acción-reacción.

Ya salimos de la estación, nuestro personaje principal, la mujer, ya está en el vagón con su hijo, todo parece transcurrir con absoluta normalidad, pero como estamos hablando de una obra de teatro improvisada, algo tiene que suceder. Hay una bomba en el tren.

Acontecimiento hablado

Existen frases o palabras que al ser dichas transforman radicalmente una situación, ellas tienen un efecto en el otro, en sí mismo o en el entorno. A esto lo llamamos actos de habla. Aquí algunos ejemplos de actos de habla que reconocemos socialmente: Estoy embarazada / Usted tiene tres meses de vida / El empleo es suyo / Yo no soy tu madre / ¿Te quieres casar conmigo? / Acepto, etc. Imaginemos cualquier situación después de un acto de habla como estos, veremos que ésta cambiará en relación a lo que era antes de la frase aparecer. Igual pasa en una escena improvisada, un acto de habla transforma radicalmente la acción, se convierte en un acontecimiento hablado.

Así entonces, en nuestro tren, alguien abre la puerta del vagón y grita: ¡Hay una bomba en el tren!, esto claramente cambiará el rumbo de la historia, creará una tensión, un conflicto y una serie de sucesos que desencadenarán en otro acontecimiento. Sin embargo, es importante aclarar que no siempre un acontecimiento hablado es un acto de habla, recordemos que no estamos representando la vida real, que el mundo ficcional es nuestro foco, la acción dramática puede verse afectada por una frase banal para el mundo real, siendo ésta un acontecimiento hablado, todo depende del contexto de la situación, de la reacción del otro actor y de la dramaturgia de la escena. Por ejemplo, en medio del viaje nuestra protagonista le pregunta a otro pasajero: ¿Cuánto tiempo falta para llegar a Falkart? – a lo que el pasajero le responde: cuatro horas – respuesta que afecta profundamente a la mujer, pues ella subió al tren creyendo que el viaje sería de dos horas, y su hijo no puede permanecer más que eso en un tren en movimiento porque sufre un ataque conocido como trenofobia. Cuatro horas será entonces un acontecimiento hablado que solamente la afecta a ella en esa situación, no es un acto de habla, pero sí un punto de giro en esta historia, un acontecimiento hablado que nos lleva a un conflicto. Si después de eso alguien grita: ¡Hay una bomba en el tren! Entonces el conflicto será más profundo todavía, o tal vez nos traiga una solución, pues después de ese acontecimiento hablado (que también es un acto de habla, dado que en cualquier contexto realista esa frase declinaría cualquier situación), las autoridades deciden parar el tren y evacuar a todos los pasajeros, lo que sería en el fondo una solución para la madre y su hijo.

Si una propuesta de acontecimiento hablado no es transformada por el otro o los otros, seguirá siendo un texto que hace parte de la cadena de sucesos pero no un punto de giro en la historia. Por ejemplo, si alguien grita: ¡Hay una bomba en el tren! -  y nadie se inmuta, no es relevante para ningún pasajero, entonces no acontece, eso no significa que no sea bueno, al contrario, nos pone en una situación absurda, un universo teatral en el que una bomba no importa tanto. O entonces es un tipo de acontecimiento diferente, que sólo afecta a quien grita.  Esto me lleva a pensar en una de las premisas de mi dramaturgia escrita e improvisada: siempre es bueno quitarle importancia a las cosas que normalmente son importantes y darle importancia a las cosas que normalmente no lo son.

Acontecimiento imprevisible o sorpresa

Todos los personajes están tranquilos en el tren rumbo a su destino final, incluyendo nuestra madre con su hijo, de repente se escucha un sonido seco y estruendoso, una bomba acaba de explotar en uno de los vagones traseros. El tren para, se hace imposible entender cualquier texto, solo escuchamos gritos y una alarma aguda que se dispara en el vagón donde transcurre la acción que estamos viendo como espectadores. De alguna manera es el mismo acontecimiento, una bomba en el tren, solo que esta vez nadie lo dijo, solo aconteció sorpresivamente, y con seguridad cambiará el rumbo del tren, el rumbo de la historia y de la acción dramática.

Para que un acontecimiento sea imprevisible nadie lo puede esperar, ni los propios actores-dramaturgos, es por esto que este tipo de acontecimientos son una herramienta de suma importancia para los improvisadores. En ocasiones el acontecimiento imprevisible aparece por la propuesta espontánea del actor, otras veces por una idea dramatúrgica que nace de un suceso o de otro acontecimiento, y muchas veces nace de un error que se transforma en propuesta dentro de la escena improvisada.

Otros ejemplos de acontecimientos imprevisibles: el tren es atacado de repente por una banda de ladrones / El hijo de la mujer sufre un ataque de pánico antes de que ella pregunte cuánto falta para llegar a su destino / Un rayo cae en el tren separando el vagón de la locomotora, etc. Así como en los acontecimientos hablados, cualquier propuesta que sea sobreaceptada por el otro, que lleve a una transformación radical de a acción, es un acontecimiento imprevisible: la llegada de un personaje X / Un estornudo de un pasajero detona la rabia del niño que reacciona mordiéndole la nuca; etc.

Es importante que entendamos que los acontecimientos sorpresa nos ofrecen siempre múltiples opciones dentro de la historia, cuando usted como actor-dramaturgo-improvisador reciba una propuesta de acontecimiento imprevisible, tómelo con calma y reaccione de la manera que su personaje sienta y que su dramaturgo crea conveniente, pero siempre dentro del círculo de posibilidades del universo creado para la improvisación, escena o pieza en la que está actuando, y verá como la historia avanza. Déjese sorprender siempre por las propuestas de los otros y también por sus propias propuestas, sorprenda a sus compañeros, pero no se esfuerce, deje que el acontecimiento aparezca como consecuencia de un suceso, escuche, trabaje para el otro y no se olvide que todo lo que pasa dentro de la escena afecta también al público y al equipo técnico (luces, sonido, dirección, etc.)

Ahora, ¿Qué diferencia hay entre un acontecimiento hablado y uno imprevisible? En realidad casi todos los acontecimientos hablados son imprevisibles, pero no todos los acontecimientos imprevisibles son hablados. También existe otro tipo de acontecimientos que no son imprevisibles, al contrario, que son previsibles o están implícitos en la situación.

Acontecimiento planeado

La principal característica de este tipo de acontecimientos es la ironía dramática, que se da cuando el público está al tanto de una situación en la trama pero los personajes no, entonces hay un acuerdo entre el espectador y el dramaturgo, los diálogos adquieren otra categoría y las acciones son vistas por un lente en el que hay cierta ingenuidad, desconocimiento u ocultación de los personajes.

Imaginemos la misma plataforma del tren, la mujer con su hijo sentada esperando llegar a Falkart, de repente vemos que una persona se levanta y va hacia el baño, se encierra adentro y luego como espectadores vemos algo que ningún personaje percibe, ni siquiera la mujer; el sujeto abre un compartimiento secreto escondido en el baño y activa una bomba de tiempo, en el reloj aparece 1:00 hora en tiempo regresivo, el tipo sale, se sienta en su lugar y es cuando la mujer le pregunta: ¿Usted sabe cuánto falta para llegar a Falkart? – el acontecimiento ya está siendo generado a los ojos del espectador, a partir de aquí cualquier cosa que se diga o se haga estará relacionada con el hecho de que en menos de una hora estallará una bomba en el tren. No importa si la bomba explota o no, eso dependerá de la cadena de sucesos y de los acontecimientos que aparezcan a partir de ahí, ahora lo que importa es que algo está aconteciendo y nosotros como espectadores somos cómplices de eso, del acontecimiento planeado.

Si vemos al lobo poniéndose la ropa de la abuela y acostándose en la cama, cuando Caperucita entre y le pregunte por qué tiene esos ojos tan grandes, todos sabremos lo que Caperucita desconoce, y es por eso que el acontecimiento comienza antes de que el lobo se la coma.

Acontecimiento inicial

El primer acontecimiento de una escena improvisada debe estar siempre ligado al resto de la obra, puede ser generado de diferentes maneras: en la plataforma, en la premisa del público, después de los primeros sucesos o inclusive antes de comenzar la escena que estamos viendo (también es llamado de suceso antecedente). A veces está implícito, pero siempre está. En nuestra analogía, el acontecimiento inicial puede ser la mujer que se atrasa para tomar el tren con su hijo. Es a partir de ahí que todo se transforma, pues si ella no toma ese tren, si llega a tiempo a la estación y toma el otro tren, entonces la bomba no la afecta, o su hijo no sufre un ataque, etc. El acontecimiento inicial puede ser invisible a los ojos del espectador. En Romeo y Julieta por ejemplo, es el hecho de que ambas familias se odian, podemos no ver eso, pero lo sabemos, y sin ese acontecimiento el resto de la obra no tiene sentido.

Acción transversal

Del acontecimiento inicial se despliega la acción transversal, y con ella una serie de sucesos y acontecimientos que nos llevan a un conflicto, un clímax y un desenlace. La acción transversal va de principio a fin de la obra, la atraviesa. En otras palabras, el acontecimiento inicial es el hecho que produce la obra y la acción transversal es la acción o el conjunto de acciones que se derivan de ese hecho.

En Romeo y Julieta la acción transversal es el enfrentamiento entre los Capuleto y los Montesco, que es provocado por el acontecimiento inicial (que ambas familias se odian), y eso a su vez nos lleva al conflicto, que es la imposibilidad del amor entre un Montesco y una Capuleto.

El acontecimiento inicial, el conflicto y la acción transversal son tres caras de la misma moneda, son inseparables y aunque hacen parte de lo mismo, son diferentes entre sí.

Conflicto

Como todas las herramientas expuestas en este ejemplo del tren, el conflicto es indispensable aquí y en cualquier dramaturgia escrita o improvisada. Un actor-dramaturgo-improvisador no se puede permitir no reflejar el conflicto, porque si no hay conflicto no hay hecho teatral, no hay obra.
Una dramaturgia improvisada puede tener varios conflictos, pero siempre habrá un conflicto principal, en este caso: una bomba en el tren. Pero no olvidemos que el niño sufre de ataques trenofóbicos, que la mujer necesita llegar antes, etc. Todo lo que aporte al conflicto principal y que es derivado de los acontecimientos, son conflictos secundarios que nos ayudan a la construcción de nuestra historia.
Recordemos que existen tres tipos de conflictos:

Conflicto conmigo mismo: es un tipo de conflicto que puede sustentar toda una obra improvisada, así como una obra de autor. Hamlet es un perfecto ejemplo de conflicto del personaje principal consigo mismo, con la duda, la venganza y todos los sentimientos que pasan por dentro de él: Ser o no ser, esa es la cuestión. Particularmente me parece que este tipo de conflicto no debe faltar en nuestras dramaturgias, ya que los personajes siempre quieren cambiar algo de sí mismos, por eso esfuércese en trabajar este tipo de conflicto, sea como secundario o como conflicto principal de su historia. 

Conflicto con otro: es el tipo de conflicto más recurrente, y por obvias razones, en la vida real lo vivimos y lo presenciamos todo el tiempo: las guerras, las discusiones, las tramas de las películas de Hollywood, la televisión, etc. nos venden todo el tiempo este tipo de conflicto como el más razonable. Es por esto que recomiendo, cuando se trata de una dramaturgia improvisada, huir del conflicto con el otro. Nada detiene más la acción en una improvisación que una discusión o una pelea. Las discusiones deben ser un paisaje dramatúrgico, una característica de los personajes y no una condición del actor que no sabe cómo resolver determinada situación. La mayoría de las veces que exponemos un conflicto con el otro en la escena improvisada, lo estamos proponiendo como dramaturgos en medio de un problema y no como personajes en pro de la situación dramática. 

Conflicto con el entorno: el mundo está contra nosotros. Es un tipo de conflicto muy productivo a la hora de improvisar, ayuda a avanzar la escena, a que los personajes trabajen en pro de un mismo objetivo, hace que la acción no se detenga. Si los personajes debemos trabajar juntos para resolver un conflicto, los actores-improvisadores también estaremos trabajando para esto.

Clímax y desenlace

El clímax es el momento en el que la acción se transforma radicalmente, tiene una relación directa con el acontecimiento inicial, por eso cuando haga una improvisación y no sepa cómo encontrar un final, piense siempre en el acontecimiento inicial y en la acción transversal de su historia, esto lo llevará a resolver el conflicto de una manera orgánica, pero no olvide hacerlo siempre pensando en el otro, escribiendo sobre la escena pero con el otro, sin imponer su idea, trabajando encima de la imagen y sin cerrar la posibilidad de sorprenderse.

El clímax de una historia normalmente se da cuando el acontecimiento inicial se transforma. Por ejemplo, en Romeo y Julieta el clímax es la muerte de los personajes, y se hace evidente cuando las familias llegan y ven que por su culpa sus hijos acaban de morir. Esto transforma radicalmente el acontecimiento inicial (que ambas familias se odian), el odio desaparece y surge la reconciliación, dando paso así al final de la obra.

El clímax siempre está cerca del final, es como si se tratara de una nueva plataforma que catapulta el desenlace de la trama. Dependiendo del género, formato o poética de la obra improvisada, el clímax puede contener el final. También puede ser que el final sea una escena que concluye, como una especie de epílogo que siempre tiene un vínculo con el inicio o el prólogo de la historia.

Volvamos al tren, es difícil determinar un clímax ahora, especialmente porque no estamos basados en un texto y sí en una escena que nos imaginamos improvisando, en ese contexto lo invito a pensar en posibles acontecimientos que nos lleven a un clímax, que no es la bomba, ya que este es un acontecimiento, que puede ser el principal, el que nos lleva al conflicto, pero no es el clímax. Imagine entonces un final a partir del clímax que inventó, juegue al dramaturgo, hágalo sobre la escena y verá que es mucho más productivo que en la soledad de su casa, en su cuaderno o en su computador. Experimente compartir esa duda dramatúrgica con el público, que ellos también decidan, entonces verá otra manera de encontrar un desenlace a su historia. En cualquier caso imagine ese final ligado al acontecimiento inicial: una mujer con su hijo toma el tren atrasado de las 10:15AM

Podemos inspirarnos en dos tipos de desenlaces:

Final homopoético: es cuando el final conserva el mismo lenguaje del resto de la obra, la misma identidad estética: al final nos damos cuenta de que la mujer fue el artífice de todo, puso una bomba en el ten para poder robar uno de sus vagones y así tener con qué pagar el tratamiento de su hijo

Final heteropoético: el estilo, el registro o la poética cambia al final de la obra: nos damos cuenta de que la bomba explotó desde el inicio y todos los personajes han estado muertos toda la obra, al final una serie de monólogos absurdos para entrar al cielo nos develan la verdad de la trama.

Episodio inminente o el estacionamiento del tren

Así como hay un acontecimiento inicial que posiblemente nunca vemos pero que sabemos que está ahí, también hay un episodio inminente, que es lo que ocurre después del final de la obra y no vemos, pero sabemos que existe y nos lo imaginamos porque el actor-dramaturgo nos deja los elementos para hacerlo. Piensen siempre como improvisadores dejar que el público haga su trabajo, que imagine lo que ustedes quieren, pero déjenlo hacerlo libremente, de la manera que él quiera.

Después de bajarnos del tren, con o sin explosión, ya no seremos los mismos, no podemos ser los mismos. Los personajes deben llegar siempre transformados al final de la obra.  En nuestra analogía no vemos a dónde se va a estacionar el tren, pero sabemos que lo hará, y si por ejemplo la bomba en el baño no llegó a explotar en nuestra historia, es posible que como autores dejemos la idea de que irá a explotar más adelante, inclusive podemos dejar una premisa: un grupo de adolescentes rumbo a una excursión toman el mismo tren.

Fin del viaje

Como actor-dramaturgo-improvisador es bueno que usted conozca el tren en el que viaja, la carrilera y el suelo sobre el que se mueve, que se deje afectar por lo que pasa, que esté dispuesto a dejarse sorprender en el viaje, que sepa que la ruta puede ser siempre la misma pero el viaje será siempre diferente. Hágalo, déjese afectar por los acontecimientos, entre de lleno en el conflicto, sienta y haga de este recorrido en su tren, un paseo inolvidable para usted, para sus compañeros y para el público, que de cualquier manera estará viajando a su lado.

Esta analogía del tren nos ayuda a aclarar parte de la terminología que los improvisadores podemos usar para mejorar técnicamente nuestra dramaturgia del actor, no se esfuerce por teorizar todo, que esto sea una guía, una ruta para entender mejor nuestro oficio. Vaya al lugar de ensayos y ponga en práctica todo lo que quede en el espectro de su recuerdo, y no lo olvide, hágalo siempre trabajando para el otro, porque en la medida en que usted trabaja para el otro, el otro también estará trabajando para usted.











martes, 6 de febrero de 2018

LOS MONÓLOGOS


Un monólogo tiene que tener un destinatario, un objetivo final. Hay que inventarse una partitura imaginaria para el actor, así el público no pueda tener una identidad como público, sino como alguien al que el personaje que monologa le habla, enfrenta, le confiesa, etc. Es como un tribunal interior en el que el personaje ocupa el lugar del acusado. No importa que el público no entienda claramente quién es, el sólo hecho de tener una intención cambia rotundamente la dinámica entre actor o personaje y el público. A continuación, describo los diferentes tipos de monólogos basado en la teoría del maestro José Sanchís Sinisterra, hago algunas pequeñas adaptaciones libres para efectos pedagógicos.

(Para conocer la descripción original, vea: INVESTIGAR EL TEATRO. ESPAÑA 162. EL ARTE DEL MONÓLOGO. http://es.scribd.com/doc/40557928/El-arte-del-Monologo-Sanchis-Sinesterra)

                                        Hambre. Monólogo que escribí inspirado en los elementos de esta teoría. Medellín 2016

El actor se interpela a sí mismo

Es el clásico soliloquio. Puede ser un monólogo evocativo: el personaje recuerda, evoca, habla de lo que fue y está en su mente, puede ser sobre él en relación a algo o a alguien. Posibilidades:

a.      En primera persona: puede darse con el personaje solo sobre la escena o en un aparte (es muy dado en la dramaturgia clásica) es como si el personaje pensara en voz alta porque no le alcanza con su mente, como si tuviera la necesidad de verbalizar para entender, convencerse, etc.

b.      En segunda persona. Es más interesante y crea más teatralidad si el personaje habla de tú y no de yo

c.       Yo múltiple. Otra forma de asumir este monólogo es a través de varios “yoes” como si fuese un esquizofrénico. Puede ser tomado como una elección estética o poética


El actor interpela a otro personaje

Puede estar o no presente el otro en escena, pero el otro es muy importante, no es una excusa para quien habla, sino que es la razón para hablar. Si está presente debe ser afectado por lo que escucha. Su silencio es muy importante. En este caso hay una intención dialogal e incluso una interacción dialogal. Posibilidades:

a.      El otro está presente. El interlocutor parece insistir en construir diálogo. El otro no entra en el juego pero se afecta y acciona, lo cual afecta a quien monologa. El actor debe pensar en los por qué (por qué no le responde, por qué está callado, por qué le está hablando, etc.)

b.    El otro está distante. Es un personaje trasescénico pero existente dentro de la acción dramática (Habla por teléfono, telepatía, es una ventana y al frente está la otra, etc.)

c.      El otro está ausente (diálogo sordo). Es cuando el otro está en escena pero no escucha por alguna razón, entonces el personaje sí le habla pero no recibe reacción alguna (Le habla a un objeto que representa al otro, o está muerto, etc.)

d.    El otro invisible. Se usan estrategias como el amigo imaginario. Dentro de esta categoría podemos incluir el  Monólogo tipo Ensayo, donde el personaje ensaya lo que va a decir luego (independientemente si logra o no su propósito)

e.     Múltiple. Es la combinación de las anteriores. Pe, El personaje habla con otro ausente que luego llega pero no responde.


El actor interpela al público

Es muy común desde el teatro clásico o isabelino que un personaje hable directamente con el público. Es muy difícil hacer que el espectador entre en el mundo ficcional directamente con el personaje que lo mira y le habla. Posibilidades:

a.     El público como público. El personaje respeta la convención del espectador como público (pe, estamos aquí en este teatro porque vamos a ver tal cosa) Se utiliza mucho dentro de los formatos de improvisación, en condición de puente en el espacio teatral, sea personaje, presentador o actor (qué quiere que haga, cómo quiere que lo haga, etc.)


b.      El público como personaje. Se introduce al público en el mundo ficcional (pe, pueblo querido, hoy hemos decretado para ustedes que tal cosa)

c.       El aparte. El personaje usa al público como público sin darle una categoría, como receptor al que le debe o le quiere contar algo, como si el público lo estuviera juzgando, inclusive puede interactuar con él y no recibir respuestas dialogales, el personaje puede hacer partícipe al público de su discurso sin categorizarlo (pe, se sienta junto a los espectadores, les da de comer, los pone a jugar, etc.)


lunes, 5 de febrero de 2018

FORMATOS Y FORMAS DE LA IMPROVISACIÓN

Es importante tener en cuenta que la improvisación es un proceso y que el resultado que ésta genera cuando es compartida con el público, sufre una transformación ya establecida de manera teórica y práctica por directores como Spolin o Johnstone; esta transformación está asentada de manera teórica desde su propio nombre, es por eso que el medio del teatro de improvisación, especialmente en Latinoamérica, ha enfatizado en que sí existe una diferencia entre improvisación  e Impro, y que esta última, como poética teatral, no se amaña en un solo estado, ya que no todo lo que se improvise en una escena frente al público cabe en la misma categoría. Existen diferentes formatos en el mundo, aquí algunos de los más importantes:

FORMATOS CORTOS


En los formatos cortos, los juegos, los desafíos y la metáfora del deporte se hacen más evidentes en improvisaciones rápidas que pueden durar entre diez segundos y diez minutos. Por lo general estos formatos son cómicos, ya que el espectáculo se realiza con el objetivo de entretener al público, lo que genera una cierta vulnerabilidad del actor ante algo que aún está por hacerse. Esta vulnerabilidad es cómica por esencia, pues lleva la posibilidad latente del error, de la exposición, del ridículo. Como lo sustenta Munis (2010): “la vulnerabilidad por la aceptación del fracaso forma parte de la trayectoria técnica y artística del payaso y es una de las características que lo fundamentan, así como lo es en la improvisación” (6). Otra particularidad que acerca los formatos cortos al humor es la precipitación de la acción dramática. La corta duración de las improvisaciones en los formatos cortos, “hace que la historia y su desarrollo se den de manera precipitada, sin una vinculación causal creíble entre los acontecimientos” (6). Los formatos cortos más conocidos son precisamente los que convirtieron la Impro en un género masivo en el planeta. Entre los más importantes se encuentran:

Teatro Deportivo


Además de teorizar los mecanismos para aprender a improvisar de una forma libre, espontánea y real, Keith Johnstone comenzó una búsqueda por la construcción de una dramaturgia improvisada, con la existencia de un conflicto y de una posible unidad de acción. Para esto realizó una serie de experimentaciones con su grupo The Machine en los años sesenta. Su desafío consistía en crear historias frente a un público a partir de premisas técnicas y sin la presencia de elementos verbales o corporales prestablecidos. De esta manera nació el Theatre Sports (Teatro Deportivo), un espectáculo híbrido entre el teatro y el deporte que involucró de lleno al público, atrajo a muchas personas y acaparó la atención de aquellos que nunca asistían a las salas de teatro. Este innovador formato se convirtió en un género muy reconocido, desde entonces ha ido en creciente formación en muchos lugares del planeta.  Su  estructura se basa en un jurado experimentado que califica a dos equipos de improvisadores enfrentados en una escena teatral con reglas deportivas, donde los espectadores sugieren hasta los mínimos detalles de la improvisación. Es un juego que se guía gracias a la aceptación de las propuestas propias y del otro, generando la posibilidad de interpretar historias irrepetibles y una cierta recuperación del espíritu lúdico de la teatralidad.


Match de Improvisación


El Teatro Deportivo comenzó a ser practicado en varios países de occidente, especialmente en Canadá, donde pasó por una gran reformulación que dio origen en 1977 al Match de Improvisación, un formato creado en Montreal por los actores Robert Gravel e Yvon Leduc, quienes al ver que la gente asistía mucho más a los estadios de Hokey (Deporte nacional canadiense) que al teatro, decidieron crear un juego parecido al de Johnstone pero con reglas mucho más cercanas al deporte. Desde los uniformes hasta la forma cómo se determinaban los rangos al interior de los equipos, marcaron este llamativo formato teatral.
El Match se diferencia del Teatro Deportivo porque los equipos están conformados por mayor cantidad de jugadores (cinco o seis, en el Theater Sports son dos o tres) un árbitro y dos jueces de línea controlan el normal desarrollo del juego y el público con su voto decide el resultado de la contienda. El Match es en la actualidad el formato de Impro más practicado alrededor del mundo. Las ligas más reconocidas están en Europa y Norteamérica, en Latinoamérica se destacan las ligas de Argentina, México, Perú, Brasil y Colombia. Anualmente se realizan encuentros, campeonatos y festivales internacionales de Impro donde los equipos se disputan la copa del Match en diferentes idiomas. En Colombia se han realizado encuentros locales, nacionales e internacionales de este juego.

Catch de Impro


A finales de los noventa la compañía Inédit Théâtre de Francia, creó el Catch de Impro, un formato inspirado en la lucha libre. Lo que diferencia al Catch de los demás formatos deportivos es que les da a los actores más libertad; las reglas y los equipos tienen un aire más teatral que deportivo y sus derechos han sido liberados, contrario a lo que sucede con el Match o el Teatro Deportivo, por los que las compañías pagan derechos de autor. Esto último ha hecho que el Catch se difunda con gran rapidez por América y Europa en los últimos años. Inclusive algunos festivales que anteriormente convocaban a campeonatos internacionales de Match de Improvisación, ahora lo hacen a través de campeonatos de Catch de Impro.

Pidatemas


Otro de los formatos más comunes en la Impro es el llamado Pidatema, donde los improvisadores desarrollan historias a partir de un tema que sugiere el público, sin ningún tipo de preparación ni reglas. Gustavo Caleti (2009) asegura que las variantes de esta estructura ya clásica, “abarcan desde espectáculos informales que se montan en bares hasta obras de profundo desarrollo escénico y narrativo que cruzan las propuestas del público con estilos complejos y temáticas históricas, cinematográficas, literarias, entre otras” (36).

Los Pidatemas más comunes son aquellos que utilizan estilos cinematográficos y televisivos como detonantes para las historias improvisadas, lo que los convierte en muchas ocasiones en espectáculos parodia, lo cual genera una aceptación inmediata en el público que generalmente busca en ellos un espacio para reír. Normalmente una compañía de Impro llega a construir Pidatemas luego de experimentar en los formatos competitivos, en procura de crear improvisaciones con mayor libertad y sin reglas que permean las ideas espontáneas de los improvisadores. En este tipo de formatos por lo general no hay reglamentos de ningún tipo, el  público no elige ni vota por nadie y por lo general no existe una figura de juez o director. No obstante hay compañías muy ligadas a los conceptos básicos de Johnstone que realizan Pidatemas bajo la supervisión evidente de un director que guía la escena frente al público. Pero aun en estos casos la libertad interpretativa del improvisador se hace mucho más evidente que en un formato competitivo.

Juegos de Impro


Entre los formatos cortos se encuentran también aquellos que llevaron la Impro a la televisión a través de juegos que surgieron en su mayoría del Teatro Deportivo de Johnstone y los entrenamientos de Spolin. Tal es el caso del programa Whose Line is it Anyway, que comenzó como un programa de Impro radial en Gran Bretaña y tuvo tanto éxito que al poco tiempo ya hacía parte de la programación de grandes canales a nivel mundial como: Channel 4 (Inglaterra), Warner Bros y Sony Entertainment Television (USA).
Este formato que tiene en su estructura a un cierto número de improvisadores que crean historias cómicas a partir de condiciones dadas por un presentador, se extendió por más de veinte países alrededor del mundo. En Colombia el intento de llevar la Impro a la televisión no tuvo buenos frutos, dos programas en el año 2011 intentaron acaparar la atención de la teleaudiencia pero no lo consiguieron: Los Impredecibles del Canal Caracol, con el elenco de Acción Impro; y Se Le Tiene, con un elenco de actores de televisión dirigidos por el improvisador argentino y director de la LPI (Liga Porteña de Improvisación) Ricardo Behrens.

Los juegos masificaron la Impro a otro nivel, la convirtieron en una moda en países como Brasil y Chile, donde las compañías dieron un salto a la fama e inspiraron a la creación de nuevos grupos que basan su trabajo en este único formato, con espectáculos similares que buscan únicamente hacer reír a su público con ejercicios de espontaneidad, agilidad mental y habilidades narrativas o musicales.


FORMATOS LARGOS


Estos son los formatos que sirven como punto de partida para la construcción de las improvisaciones dentro de la dramaturgia compartida, ya que se caracterizan por buscar improvisaciones donde una de las premisas más importantes es la posibilidad de extender la acción dramática. Por lo general también indagan por una conexión más fuerte entre el improvisador-actor y el improvisador-dramaturgo, lo que produce resultados cercanos a un leguaje más teatral y totalmente alejado de los formatos deportivos. Esta investigación de la técnica a otros niveles, que ahonda en el campo de la acción y la estructura dramática, le pertenece a cada compañía en su búsqueda particular por la construcción de personajes con más profundidad y la creación de historias con una duración no menor a los diez minutos, lo cual le da el nombre de Long Form o formatos largos.  

Independientemente de la búsqueda particular de quien asume un formato largo, su finalidad hipotética es crear una obra de teatro improvisada. Su principal obstáculo radica en dar el paso al discurso dramático improvisado y no en la construcción de la historia como tal. Normalmente estos formatos son tan particulares en cada compañía que hasta el momento no existen muchas categorías definidas, excepto el Harold, que parece ser el antecesor de muchas otras investigaciones, principalmente en el continente americano.

Harold


Es uno de los formatos largos más comunes en la Impro, fue desarrollado por el actor estadounidense Del Close y su compañía ImprovOlimpic de Chicago. El Harold es una conjunción de escenas, juegos y monólogos. Caleti (2009) lo describe como “un espectáculo en el que se desarrollan tres escenas de manera independiente que se interrumpen siempre antes de resolverse, para luego retomarlas en otras escenas o en algún monólogo que realiza alguno de los improvisadores en el medio” (32). El objetivo del Harold es establecer al final de la sesión, el mayor número de conexiones entre los diversos acontecimientos que se dieron en las escenas y los juegos (32). En esta estructura la primera regla es que no hay reglas, podría decirse que el Harold es el padre de los formatos largos en la Impro, que comparten con él la construcción de historias extensas y por lo tanto más complejas que las que se desarrollan en los formatos cortos.

La mayoría de los Harold que se presentan en la actualidad en Latinoamérica, buscan una reformulación propia del grupo que los monta, es decir, hablan del lenguaje en el cual se encuentra la investigación del elenco. Regularmente una compañía de Impro comienza su proceso por formatos cortos: juegos de Impro o algún formato competitivo; pero luego con el tiempo los improvisadores, de manera natural, comienzan a querer sacar más material en la escena, especialmente cuando son actores y sienten el afán de expresar con la Impro aquellas cosas que se expresan con el teatro de texto.  El Harold es el formato que más los acerca a esta solución, pero en definitiva tiene un límite interpretativo que establece el desarrollo de la trama a la organización propia del formato. De esta manera una historia en un Harold se observa con una mirada crítica que se ensaña en ver cómo los improvisadores unen los indicios y las escenas que dejan abiertas en cada una de sus secuencias, pero no en qué y cómo accionan o elaboran su discurso los actores. Es por esto que la dramaturgia compartida pretende ir un paso más allá, entregándole a la Impro la posibilidad de no preocuparse por la historia y sí por la manera como ésta es contada o interpretada; como si la dramaturgia compartida fuera un Harold establecido con textos de autor y con una postura clara frente al texto escénico y pre-escénico por parte del actor.

Dramaturgia compartida y formatos experimentales


Con el paso del tiempo los grupos más antiguos de Impro tienden a huir de los formatos, a no repetir más lo que otras compañías ya hacen, inclusive porque ya en su repertorio tienen montajes que siguen este camino. Acercar la Impro al teatro de texto genera formas diferentes de enfrentar la escena improvisada, en mi caso particular, gracias a la relación directa con los estudios en dramaturgia, he llevado a cabo una investigación todavía en proceso a la que he llamado Dramaturga Compartida, que a grandes rasgos busca combinar la dramaturgia de autor con la dramaturgia del actor en convivio con el público, o sea, se trata de una obra de teatro cuya estructura tiene textos escritos, preestablecidos, pero también escenas abiertas cuyos textos y trama son improvisados por los actores, muchas veces guiados por estructuras dramáticas o mapas llamados Protocolos, en los que los improvisadores-dramaturgos saben lo que va a pasar pero desconocen el cómo.

La dramaturgia compartida no se basa en una estructura improvisada en su totalidad, se vale de la Impro como herramienta para la construcción de ciertos vacíos puestos intencionalmente que necesitan resolverse en escena por los actores improvisadores en presencia del público; es como una pintura con un gran paisaje que puede ser re-pintado por otros sujetos. Pero pintar no es fácil, es posible que el paisaje que ya está contenido en el cuadro por sí solo constituya un todo, dos o tres pinceladas pueden acabar con su significado y desvalorizarlo como obra de arte, o pueden revalorizarlo y darle un nuevo sentido. Lo que pretende la dramaturgia compartida es que las pinceladas, que para el caso son las improvisaciones, le den un valor contundente que le permita múltiples interpretaciones en las escenas vacías y provoque aperturas significantes que hablen más a profundidad, que se arriesgue y genere opinión a través de la manipulación a la que está descaradamente abierta.
Teniendo en cuenta la demanda de esta propuesta, es vital que los actores que van a intervenir la escena vacía tengan las bases técnicas para hacerlo, que sepan cuál es el ángulo, el color y la forma de la transgresión a la que se verán motivados. 


                                              PASSAGEIRO - Dramaturgia compartida. Sintra Portugal - 2017

DE LA IMPROVISACIÓN A LA IMPRO

Actualmente, la palabra improvisación se utiliza ampliamente en diversos contextos y en muchos casos, de manera despectiva. Decir en el lenguaje cotidiano que algo es improvisado es decir que carece de preparación, que es caótico y ciertamente mejorable. El uso diario del término “improvisado”, como quien hace algo sin preparación con el único recurso de la espontaneidad y el azar, no corresponde con las técnicas de la improvisación artística. No obstante el arte ha estado ligado profundamente a ella, en la música por ejemplo, encontramos una gran influencia de la improvisación, sobre todo en Europa, desde la caída del imperio romano en el siglo V, donde fue preservada gracias a la memoria y trasmitida oralmente, hasta épocas donde la improvisación musical comenzó a jugar un papel aún más relevante, como a comienzos del Renacimiento donde algunos compositores como John Dunstable o Guillaume Dufay incorporaron a sus obras una técnica de improvisación armónica popular, según lo describe Julio Arce en su guía práctica Músicas no escritas: el poder de la improvisación. En esta guía, Arce asegura que  durante el Barroco (aproximadamente entre 1600 y 1720), los intérpretes podían incorporar muchos elementos a la música que no estaban escritos en la partitura. Y que luego durante el siglo XIX apareció la cadenza, una parte de los conciertos donde la orquesta dejaba de tocar y el intérprete tenía un espacio disponible para improvisar y demostrar su virtuosismo.

“La improvisación, como hemos podido comprobar, siempre ha tenido un lugar en la música europea. Algunos de los grandes compositores de la música clásica tuvieron fama, no solo de grandes intérpretes, sino de magníficos improvisadores. Frescobaldi, Buxtehude, Bach, Haendel, Mozart y Beethoven, por citar los más conocidos, eran capaces de crear al mismo tiempo que estaban interpretando” (Arce, 2010, pág. 6)

En el mundo moderno el Jazz es, en definitiva, el máximo exponente de la improvisación musical, como asegura Arce, la improvisación suele ser excepcional en el repertorio culto o académico, pero se da frecuentemente en la música tradicional y, sobre todo, en el jazz. (Arce, Músicas no escritas: el poder de la improvisación, 2010, pág. 8) El músico de jazz suele utilizar la melodía y las progresiones armónicas para elaborar sobre ellas distintas variaciones, así se da la improvisación que es tan común en Norteamérica y en general en el mundo entero.

En el teatro, la improvisación tiene un largo recorrido. Su origen se remonta a los mimos romanos que improvisaban escenas cómicas, la mayoría de las veces con una gran carga obscena, utilizando máscaras y grandes miembros deformes, con el único objetivo de complacer al público. También hay teorías más antiguas que dicen que hace tres mil años los rapsodas griegos recitaban poemas épicos que ya eran antiguos y que en cada interpretación algo variaba, versos y personajes aparecían o desaparecían según el humor, el público, la memoria o la invención del poeta. “Las obras que hoy llamaremos La Ilíada y la Odisea son creaciones colectivas en las que la improvisación fue uno de los métodos de escritura” (Caleti, 2009, pág. 22)

Posteriormente, con la Comedia dell`arte la improvisación como espectáculo encontró su momento de gloria. En este género teatral que apareció en Italia en 1550 y se extendió por Europa por más de dos siglos, los actores tenían una estructura (cannovagio) en la que basaban su representación, que siempre resultaba diferente, las historias se conservaban pero las situaciones variaban dependiendo de las motivaciones e inclusive de la respuesta del público.

Según Allardyce Nicoll lo que la Commedia dell`arte descubrió, además de la invención de un método especial de retratar a los personajes dramáticos, fue la virtud de la improvisación, por la cual los actores se convertían en su propios autores (Nicoll, 1980., pág. 8) De este modo Nicoll desmitifica el carácter de falta de preparación asociado normalmente a la improvisación. Los actores de la Comedia dell´arte tenían que sacar provecho de su destreza física y de sus conocimientos literarios, improvisando sus papeles y atrapando al público, tanto con un salto mortal inesperado, como con fragmentos enteros de Platón o Séneca. Según Nicoll la improvisación se convierte, básicamente en una cuestión de memoria, en la que el actor constituye solamente el lazo de unión entre un papel y otro, junto con un diálogo bien arreglado (Nicoll, 1980., pág. 10)

La Commedia dell´arte dejó en la historia del teatro un alto grado de experimentación que no solo resalta la improvisación sino la capacidad que tenían sus actores de hacer siempre una buena representación de un mismo personaje, el manejo de la máscara y sus diferentes interpretaciones y finalmente la inmediata comunicación entre ellos y el espectador. Dice Mariana de Lima Munis en su blog sobre improvisación en Internet, haciendo referencia a Jacques Lecoq cuando afirma que:

“La improvisación está en la base del juego enmascarado en la Commedia dell´arte, no se tiene que respetar ningún código como en los teatros de oriente en los cuales todos los gestos están establecidos. Pero esta improvisación es táctica, tiene reglas precisas que son las del teatro mismo y que los actores vuelven a descubrir cada vez” (De Lima e Munis, 2007)

Jacques Lecoq investigó el teatro popular, la Commedia dell´arte y la utilización de la improvisación en la formación del actor, siguiendo un camino abierto anteriormente por Jacques Copeau en sus esfuerzos por la creación de una nueva comedia improvisada basada en la Commedia Italiana y adaptada a los tipos de la sociedad de inicio del siglo XX, según afirma De Lima Munis.

Directores y teóricos del teatro como Konstantin Stanislavski y el mismo Copeau, utilizaron ampliamente la improvisación en sus entrenamientos y audiciones. Otro de los principales teóricos que abordó la improvisación como metodología fue William Layton, quien recopiló todo su tratado sobre improvisación en el libro ¿Por qué? El trampolín del actor, donde se aprovecha de la improvisación y de la reacción inmediata a los estímulos externos e internos del actor en su proceso de formación.

Es importante hacer énfasis en que existe una gran diferencia entre los espectáculos de improvisación y la técnica de improvisación aplicada a la formación del actor. La improvisación exige un entrenamiento específico que capacite al actor a agilizar sus respuestas, a escucharse a sí mismo, a sus compañeros y al público. Según De Lima Munis, un ejemplo de la buena preparación de los actores que improvisan  ante el público, surge de la experiencia de los cómicos del arte que desde el siglo XVI hasta el siglo XVIII, se dedicaron a investigar y experimentar los límites técnicos y artísticos de la improvisación. Afirma Munis que por otro lado, el teórico italiano Fernando Taviani dice  que la improvisación era una habilidad que derivaba de la práctica, del profesionalismo. No tenía nada que ver con la espontaneidad sino con la velocidad: era una composición veloz y también una división de trabajo. (De Lima e Munis, 2007) No obstante debemos reconocer que hoy día la improvisación, como muchos otros elementos del arte, se puede ver desde otra perspectiva, gracias a la aparición del teatro de improvisación o Impro, donde la técnica no se desarrolla únicamente para el período de formación del actor o para ser practicada en un aula y vista solamente por el maestro o por los compañeros de clase.

La Impro es en realidad la improvisación como espectáculo, consiste en crear una historia, diálogo, escena o conflicto dramático a partir de la respuesta veloz a estímulos internos o externos del actor frente a un objeto, al entorno, a sus compañeros o al público. Lo cual precisa de una gran espontaneidad y sobre todo de un entrenamiento previo. Según Munis, Peter Brook en su libro Provocaciones (página 6) escribe que:

“En este sentido improvisar significa que los actores se plantarán frente al público preparados para producir un diálogo y no una demostración. Técnicamente, producir un diálogo teatral significa inventar temas y situaciones destinadas a un público particular, de manera tal que a ese público le sea posible influir en el desarrollo de la historia durante la representación” (De Lima e Munis, 2007)

La Impro, o teatro de improvisación, tiene diversos orígenes. A finales del siglo XIX se produjeron dos experiencias fundamentales a la revaloración de la improvisación como espectáculo en el siglo XX: La Nueva Comedia Improvisada de Copeau y el Teatro de la Espontaneidad de Jacob Levi Moreno, quien fundó en Viena en 1921 El teatro de la improvisación (Stegreiftheatre) y quien más tarde orientaría sus trabajos hacia el psicodrama. Tanto Copeau, como Moreno supieron  recuperar la importancia de la espontaneidad del actor y del desarrollo de su imaginación en la creación de escenas improvisadas ante el público y con la participación de todos. Estas experiencias, marcaron de alguna manera, las pautas que luego serían seguidas por los principales teóricos teatrales del siglo XX en lo que se refiere a la práctica de la improvisación. Dos de los más importantes, fueron sin duda, Viola Spolin (Estados Unidos) y Keith Johnstone (Reino Unido)

Spolin es considerada por muchos como la madre norteamericana del teatro de improvisación, ya que ella fue quien influyó en la primera generación de artistas de la improvisación en el mundo moderno, gracias a su preparación de actores en el Second City, que era un importante grupo de teatro de Chicago, en el que formó a nuevos improvisadores con una serie de clases y ejercicios que se convirtieron posteriormente en la base de la formación de la improvisación actual. Spolin sistematizó estos juegos teatrales, inspirada en los principios defendidos por Brecht y Stanislavsky, gracias a esto se le atribuye el renacimiento de la improvisación teatral moderna, cuando el teatro de improvisación comienza un nuevo ciclo, ya no bajo la estructura de la Commedia dell´arte, sino con los parámetros de lo que hoy conocemos como Impro.

El fenómeno de Keith Johnstone se dio simultáneamente en Europa. Este profesor y director inglés, que se desempeñó en importantes entidades como el Royal Court Theatre Studio y el International TheatreSports Institute en Inglaterra y en la Universidad de Calgary en Canadá; fue quien revalorizó y sistematizó la improvisación como una técnica y un género teatral en el siglo XX. Johnstone escribió el libro Impro: Improvisación y el Teatro, que se ha convertido en la guía básica de los improvisadores en el siglo XXI y gracias al cual llamamos al teatro de improvisación: Impro. A pesar de que su intención al escribirlo no estaba dirigida a crear tanto un género como sí una técnica pedagógica para profesores y estudiantes de teatro, en este libro, Johnstone plasma, basado en la experiencia personal con sus propios estudiantes, una serie de ejemplos prácticos y de ejercicios encaminados a lo que hoy es la base de la Impro: espontaneidad, manejo del estatus, aceptación (bloqueo), habilidades narrativas y un trabajo sobre máscaras.

Además de teorizar los mecanismos para aprender a improvisar de una forma libre, espontánea y real, Johnstone, comenzó una búsqueda por la construcción de una dramaturgia improvisada, con la existencia de un conflicto y de una posible unidad de acción, para esto realizó una serie de experimentaciones con su grupo The Machine en los años sesenta. Su desafío consistía en crear historias frente a un público a partir de premisas técnicas y sin la presencia de elementos verbales o corporales preestablecidos. De esta manera nació el Theatre Sports o Teatro Deportivo, un espectáculo híbrido entre el teatro y el deporte, que involucró de lleno al público, atrajo a muchas personas y acaparó la atención de aquellos que nunca asistían a las salas de teatro. Este innovador formato se convirtió en un género muy reconocido que va en creciente formación en muchos lugares del planeta en la actualidad.  Su  estructura se basa en un jurado experimentado que califica a dos equipos de improvisadores enfrentados en una escena teatral con reglas deportivas y donde los espectadores sugieren hasta los mínimos detalles de la improvisación, un juego que se guía gracias a la aceptación de las propuestas propias y del otro, generando una inagotable posibilidad de interpretar historias irrepetibles y una recuperación del más serio espíritu lúdico de la teatralidad.

El Teatro Deportivo comenzó a ser practicado en varios países de occidente, especialmente en Canadá, donde pasó por una gran reformulación que dio origen, en los años setenta, al Match de Improvisación, un formato creado en Montreal por los actores Robert Gravel e Yvon Leduc, quienes al ver que la gente asistía mucho más a los estadios de Hokey (deporte nacional canadiense) que al teatro, decidieron crear un juego parecido al de Jhonstone pero con reglas mucho más cercanas al deporte, desde los uniformes hasta la forma como se determinaban los rangos al interior de los equipos, marcaron este llamativo formato teatral. Así nació la LNI (Liga Nacional de Improvisación de Canadá) la primera Liga de Match del mundo.

El Match se diferencia del Teatro Deportivo porque los equipos están conformados por mayor cantidad de jugadores (cinco o seis, en el Theater Sports son dos o tres) un árbitro y dos jueces de línea controlan el normal desarrollo del juego y el público con su voto decide el resultado del partido. El Match de improvisación es en la actualidad el formato de Impro más jugado alrededor del mundo. Las ligas más reconocidas están en Europa y Norteamérica, en Latinoamérica se destacan las ligas de Argentina, Mexico, Brasil y Colombia. Anualmente se realizan encuentros, campeonatos y festivales internacionales de Impro donde los equipos se disputan la copa del Match en diferentes idiomas. En Colombia se han realizado encuentros locales, nacionales e internacionales de este juego. La mayoría de los equipos que juegan alguno de estos dos géneros ya tienen sus propios formatos no deportivos y todos en general hacen uso de la Impro y de los rigurosos entrenamientos del Match.

Además del Match y el Teatro Deportivo, existe el Catch de Impro, creado por la compañía Inédit Théâtre de Francia e inspirado en la lucha libre. Lo que diferencia al Catch de los demás formatos deportivos es que le da a los actores más libertad, las reglas y los equipos tienen un aire más teatral que deportivo y sus derechos han sido liberados, contrario a lo que sucede con el Match o el Teatro Deportivo por los que las compañías deben pagar derechos de autor. Esto último hizo que el Catch se difundiera con gran rapidez por América y Europa en los últimos años. Otro de los formatos más comunes en la Impro es el llamado Pidatema, donde los improvisadores desarrollan historias improvisadas a partir de un tema que sugiere el público, sin ningún tipo de preparación ni reglas. “Las variantes de esta estructura ya clásica, abarcan desde espectáculos informales que se montan en bares hasta obras de profundo desarrollo escénico y narrativo que cruzan las propuestas del público con estilos complejos y temáticas históricas, cinematográficas, literarias, entre otras” (Caleti, 2009, pág. 36)

A partir de estos formatos, se han elaborado diferentes propuestas de espectáculos de improvisación en el universo de la Impro. Actualmente se divide en dos categorías: formatos cortos y formatos largos. En los formatos cortos, los juegos, los desafíos y la metáfora del deporte se hacen más evidentes en improvisaciones rápidas que pueden durar entre diez segundos y siete minutos aproximadamente. Por lo general estos formatos cortos son cómicos, ya que el espectáculo se realiza únicamente porque el público está allí para verlo y es con él que se construyen las historias, por lo tanto, hay una vulnerabilidad del actor ante algo que aún está por hacerse. Esta vulnerabilidad es cómica por esencia, pues lleva la posibilidad latente del error, de la exposición, de lo ridículo. Como dice De Lima Munis en su artículo Breve cartografía de la reciente producción teatral brasileña; Improvisación, comedia física y teatro cómico popular: “La vulnerabilidad por la aceptación del fracaso forma parte de la trayectoria técnica y artística del payaso y es una de las características que lo fundamentan, así como lo es en la improvisación” (De Lima Munis, www.cervantesvirtual.com, 2010, pág. 6)

Otra particularidad que acerca los espectáculos de Impro cortas al humor, es la precipitación de la acción dramática. Dice Munis en su artículo que la corta duración de las improvisaciones, en los formatos cortos, hace que la historia y su desarrollo se den de manera precipitada, sin una vinculación causal creíble entre los acontecimientos (De Lima Munis, www.cervantesvirtual.com, 2010, pág. 6) Los formatos cortos más conocidos son precisamente los que impulsaron la Impro a convertirse en un género masivo: Match, Catch, Theater Sports y Pidatema.

Por su parte, los formatos largos muchas veces buscan improvisaciones llamadas No humor, donde  la posibilidad de extender la acción dramática es una de las premisas más importantes. Los montajes de Impro pertenecientes a esta categoría, por lo general, buscan una conexión más fuerte entre el improvisador-actor y el improvisador-dramaturgo, lo que genera resultados cercanos a un leguaje más teatral y totalmente alejados de los lenguajes deportivos característicos del género de Impro creado por Johnstone, Gravel y Leduc. Esta investigación y experimentación de la técnica a otros niveles, que ahonda en el campo de la acción y la estructura dramática, le pertenece a cada compañía en su búsqueda particular por la construcción de personajes con más profundidad, e historias sin una duración previamente establecida.

Uno de los formatos largos más comunes es el Harold, que fue desarrollado por el actor estadounidense Del Close y su compañía ImprovOlimpic de Chicago. El Harold es una conjunción de escenas, juegos y monólogos, según afirma el autor argentino Gustavo Caleti en su libro Impro Argentina, Apuntes e historia de la improvisación teatral. Es un espectáculo en el que se desarrollan tres escenas de manera independiente que se interrumpen siempre antes de resolverse, para luego retomarlas en otras escenas o en algún monólogo que realiza alguno de los improvisadores en el medio, dice Caleti que el objetivo del Harold es establecer al final de la sesión el mayor número de conexiones entre los diversos acontecimientos que se dieron en las escenas y los juegos (Caleti, 2009, pág. 32) en el Harold la primera regla es que no hay reglas, podría decirse que este formato es el padre de los formatos largos en la Impro, que comparten con él la construcción de historias extensas y por lo tanto más complejas que las que se desarrollan en los formatos cortos.


La Impro ha crecido en los últimos años de manera imparable, sin embargo es de reconocer la importancia que tiene su antecedente histórico. Se puede afirmar entonces, que la improvisación como espectáculo no es un fenómeno actual, sino que posee una larga tradición en la historia del teatro. Es imposible ignorar las diferencias en cuanto a los medios de expresión y a los objetivos de la práctica de la Impro en los diversos momentos de su historia, lo importante es contextualizarla como espectáculo actual, no como un hecho aislado o novedoso, sino como el resultado de un largo desarrollo de una práctica teatral que, creando al calor de la acción, ha cautivado al público desde su origen hasta nuestros días.
                           PORTÁTIL - Espectáculo de Improvisación de la Cia. Porta dos Fundos                                                                                                                                                                  Brasil 2015 - 2018